domingo, 16 de febrero de 2014

Enfermedades metabólicas e inactividad física GRADO 9 # 3

Tomado de: http://digitum.um.es/jspui/bitstream/10201/5151/1/Actividad%20f%C3%ADsica%20y%20salud.pdf
 
 
 
TÍTULO: SALUD Y ACTIVIDAD FÍSICA. EFECTOS POSITIVOS Y


CONTRAINDICACIONES DE LA ACTIVIDAD FÍSICA EN LA SALUD Y

CALIDAD DE VIDA.

Pedro Ángel López-Miñarro. Facultad de Educación. Universidad de Murcia.
INTRODUCCIÓN.

En las dos últimas décadas se han llevado a cabo estudios científicos que

demuestran los beneficios producidos en la salud por la práctica de actividad

física regular, considerando la propia inactividad como un factor de riesgo

(Tercedor, 2001).

Sin embargo, el estilo de vida de los adolescentes españoles es

eminentemente sedentario, lo que se considera como un factor de riesgo de

patologías y alteraciones tales como alteraciones cardiovasculares,

enfermedades metabólicas como la obesidad, aterosclerosis, broncopatías

crónicas, problemas en el aparato locomotor, afecciones psíquicas, etc

(Casimiro, 1999).

El conocimiento de los beneficios que reporta la práctica sistemática de

actividad física no genera unos niveles de práctica suficientes para mantener

un buen estado de salud. Por tanto, es preciso generar hábitos de práctica

durante la infancia y adolescencia que se continúen en la edad adulta. Para ello

previamente hay que considerar las características de los procesos psicosociales

para la creación de hábitos.
CONCEPTOS DE ACTIVIDAD FÍSICA Y SALUD.

El concepto Actividad Física es muy amplio, puesto que engloba a la

Educación Física, el deporte, los juegos y otras prácticas físicas (Ureña, 2000).
Internacionalmente este concepto se define como cualquier movimiento



corporal producido por los músculos esqueléticos que tiene como resultado un

gasto de energía (Tercedor, 2001). Ejemplos prácticos en relación con este



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concepto son las tareas que parten del movimiento corporal: andar, realizar

tareas del hogar, subir escaleras, etc.

Esta definición resulta incompleta porque no considera el carácter

experiencial y vivencial de la actividad física, olvidando su carácter de práctica

social, precisamente las dimensiones que más deberían verse destacadas

cuando hablamos de salud como algo más que la ausencia de enfermedad. Por
ello Devís y cols. (2000) definen Actividad Física como "cualquier movimiento



corporal, realizado con los músculos esqueléticos, que resulta en un gasto de

energía y en una experiencia personal y nos permite interactuar con los seres y

el ambiente que nos rodea".


Estas experiencias permiten aprender y valorar pesos así como

distancias, vivir, apreciar sensaciones muy diversas y adquirir conocimientos de

nuestro entorno y nuestro propio cuerpo. Además, las actividades físicas

forman parte del acerbo cultural de la humanidad, desde las más cotidianas,

como andar, a otras menos habituales, como el fútbol o cualquier otro deporte.

Asimismo, tampoco podemos olvidar que las actividades físicas son prácticas

sociales puesto que las realizan las personas en interacción entre ellas, otros

grupos sociales y el entorno (Devís y cols., 2000).
Elementos que definen la Actividad Física (Devís y cols., 2000)

ACTIVIDAD FÍSICA
EXPERIENCIA

PERSONAL

(PSICOLÓGICO)

PRÁCTICA

SOCIOCULTURAL

(SOCIAL)

MOVIMIENTO CORPORAL

(FÍSICO)


3

En cuanto al concepto de salud, éste ha estado asociado durante mucho

tiempo a la definición clásica de ausencia de enfermedad. Aunque resulta

complejo encontrar una definición única de salud, una de las que mas se han

empleado es la de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que considera
aquella como "el estado completo de bienestar físico, psicológico y social, y no

solo la ausencia de enfermedad". En la actualidad esta definición ha sido

adaptada por la OMS, eliminando la palabra completo.

Salleras (1985) define salud como "el nivel más alto posible de bienestar

físico, psicológico y social, y de capacidad funcional, que permitan los


factores sociales en los que vive inmerso el individuo y la colectividad". Se trata

de una definición formulada en términos positivos que integra el dominio físico,

mental y social.

Valdeón (1996) desde un prisma más educativo define educación para la
salud como "cualquier combinación de actividades de información y educación



que lleve a una situación en la que la gente desee estar sana, sepa cómo

alcanzar la salud, haga lo que pueda a nivel individual y colectivo para

mantener la salud y busque ayuda cuando lo necesite". En este sentido el área


de Educación Física y el tema transversal "Educación para la salud" son

medios inexcusables para trabajar en este camino.

En torno al concepto de salud, emerge el de calidad de vida, entendido

por Bouchard (1990) como sensación de bienestar, capacidad de disfrute,

tolerancia a retos que plantea el entorno y óptimo nivel de estrés.

Bañuelos (1996) indica que el concepto de calidad de los años vividos, es

decir, no considerar solamente el total de años que vivimos, sino los años

durante los cuales una persona es autónoma, está libre de enfermedades

crónicas y puede disfrutar de la vida, es un concepto más relevante para la

salud que el de años vividos.

Pero lograr una mayor cantidad y calidad de los años vividos requiere

instaurar medidas de promoción de estilos de vida activos y saludables,
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poniendo especial énfasis en la adopción de hábitos positivos (alimentación

equilibrada, educación sexual, actividad física, etc.) y desechando los negativos

(sedentarismo, consumo de alcohol, tabaco, drogas, etc.) (Casimiro, 1999).
RELACIONES ENTRE ACTIVIDAD FÍSICA, CONDICIÓN FÍSICA Y

SALUD.

Actualmente las relaciones entre la actividad física y la salud están

repletas de supuestos que sostienen la problemática relación: actividad física =

condición física = salud (Devís y cols., 2000). La hipótesis de partida de este

paradigma es que si una persona realiza actividad física, ésta repercute en la

mejora de la condición física y al mejorar ésta se mejora la salud. Sin embargo,

no siempre las mejoras en la condición física producen mejoras en la salud

tanto física como psico-social.
Paradigma centrado en la Condición Física (Bouchard y cols., 1990).

La actividad física puede influir en la salud haya o no haya mejora en la

condición física, ya que la actividad física está al alcance de todos porque

todos pueden hacer algún tipo de actividad, mientras que la mejora de la

condición física no siempre se consigue porque, entre otras cosas, depende en

gran medida de factores genéticos (Devís y cols., 2000). Este paradigma

orientado a la A.F. está más próximo a una visión recreativa y participativa en

actividades que el centrado en la condición física. Y desde el punto de vista de

la salud, es más importante el proceso que el resultado o la comparación con

otras personas.
Actividad

Física

Condición

Física

SALUD


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Paradigma orientado a la actividad física (Bouchard y cols., 1990).

La A.F. es un elemento de los muchos del paradigma y que se encuentra

relacionado con otros. Se refiere a la herencia, el estilo de vida, el ambiente y

otros atributos personales que pueden ser mucho más determinantes de la

salud de una persona que la realización o no de actividad física (Devís y cols.,

2000). Este concepto conecta con la definición de Mendoza (1990) del estilo de

vida, que viene determinado por las características individuales de la persona,

el entorno microsocial (familia, profesores, amigos…), macrosocial (publicidad,

cultura, sistema socio-económico) y el medio geográfico.
LA CREACIÓN DE UN HÁBITO DE PRÁCTICA DE EJERCICIO FÍSICO

COMO BASE PARA MEJORAR LA SALUD

Gutiérrez (2000) citando a Berger (1996) plantea que algo debe estar

equivocado porque no se entiende que el ejercicio físico esté asociado a tantos
CONDICIÓN

FÍSICA

ACTIVIDAD

FÍSICA

SALUD

OTROS:


Herencia.

Estilo de vida.

Ambiente.

Atributos personales



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beneficios y sin embargo haya tan pocas personas que lo practiquen con

suficiente intensidad y frecuencia como para disfrutar de esos beneficios.

El hecho de que una persona reconozca como adecuada la práctica de

actividad física para la salud no constituye un factor decisivo para que realice la

misma, tal y como demuestran los estudios sociológicos realizados en

adolescentes, los cuales relacionan la práctica de actividad física con una

mejor salud, pero la mayoría son sedentarios (Casimiro, 1999; Mendoza, 2000).

El problema surge por cuanto los perjuicios del sedentarismo son dilatados en

el tiempo, y una persona no es consciente de aquellos hasta que los sufre

directamente. De hecho, muchas personas adultas se incorporan a programas

dirigidos o autónomos de ejercicio físico en base al modelo de creencias en la

salud y el de autoprotección, donde la motivación para realizar esta actividad

es el riesgo de sufrir o la presencia de alguna patología que disminuye su

calidad de vida. Estos modelos no se presentan en los adolescentes al no

padecer grandes enfermedades de que disminuyan su calidad de vida.

Además, desde un prisma eminentemente fisiológico, con las dos

sesiones semanales de E.F. no se generan los procesos fisiológicos de

supercompensación necesarios para mejorar la salud, y por tanto, el ejercicio

físico realizado durante las clases obligatorias de Educación Física es

insuficiente para el desarrollo de una condición física orientada hacia la salud

(Sánchez Bañuelos, 1996).

Por ello, es preciso que exista una práctica extraescolar y extracurricular

para lograr los beneficios físicos y psico-sociales que se relacionan con el

ejercicio físico. Esta práctica adicional debe ser promocionada desde las clases

de E.F.

Es necesario que los profesionales de la AF y del deporte busquen

alternativas que permitan, dentro del escaso tiempo disponible, desarrollar

hábitos de práctica de ejercicio físico (Ureña, 2000). Bañuelos (1996) indica

que desde la perspectiva de la Educación para la salud, uno de los propósitos
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más importantes y básicos de la E.F. es desarrollar actitudes positivas hacia el

ejercicio físico que generen la suficiente adherencia a la práctica del mismo.

En la línea de las consideraciones establecidas en los Reales Decretos

que establecen el currículo del área de Educación Física, se puede plantear un

triple objetivo en cuanto a la salud:

1. Generar actitudes positivas hacia el ejercicio físico (Carácter

actitudinal).

2. Dotar la individuo de una operatividad motriz básica (Carácter

procedimental).

Sánchez Bañuelos (1996) acuña el concepto de umbral mínimo de

adaptación física para el disfrute al considerar que para que una persona

disfrute de una actividad tiene que tener un nivel mínimo de condición

física y de habilidad para poder realizarla y obtener éxito.

3. Dar a conocer y hacer comprender las características y efectos del

ejercicio físico (Carácter conceptual).

El paso más importante en el proceso de creación de un hábito recae en

generar actitudes positivas hacia la práctica. Para ello el énfasis debe recaer en

la participación y el esfuerzo de los alumnos. De este modo, muchos más

alumnos descubrirán que merece la pena realizar actividad física porque la han

vivido como una buena experiencia. No se trata de buscar rendimiento o

superar unos niveles cuantitativos de actividad estimados a partir de unas

tablas estadísticas. Tampoco de convertir la participación en un mal trago para

aquellos alumnos menos capacitados para el ejercicio físico.

Si la práctica de ejercicio físico que se realiza genera una mayor

sensación de salud y bienestar puede contribuir a que se formen actitudes

positivas hacia la actividad física, lo que puede afianzar los hábitos de práctica

de ejercicio físico. Por el contrario, las actitudes negativas hacia la actividad
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física, provocan la ausencia de práctica de ejercicio físico, lo que genera un

peor estado general de salud y bienestar (Sánchez Bañuelos, 1996).
Circuito positivo de retroalimentación (Sánchez Bañuelos, 1996)

Circuito negativo de retroalimentación (Sánchez Bañuelos, 1996)

Las clases de E.F. deben aportar al adolescente, por una parte, el disfrute

necesario para desarrollar una actitud favorable hacia la práctica del ejercicio

físico y, por otra, la exigencia necesaria en cuanto niveles de esfuerzo y

dificultad, que resulten significativos para el alumno, y que le den una

sensación de utilidad y aprovechamiento del tiempo (Sánchez Bañuelos, 1996).

La autoestima percibida en las clases de E.F. está estrechamente relacionada

con la práctica de ejercicio físico del adolescente. El agrado y el afecto que
SENSACIÓN DE

BIENESTAR

ACTITUDES POSITIVAS

HACIA LA PRÁCTICA

DE ACTIVIDAD FÍSICA

PRÁCTICA DEL

EJERCICIO FÍSICO

SENSACIÓN DE

FALTA DE

BIENESTAR

ACTITUDES

NEGATIVAS HACIA

LA PRÁCTICA DE

ACTIVIDAD FÍSICA

AUSENCIA DE PRÁCTICA

DEL EJERCICIO FÍSICO

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tienen los alumnos hacia la clase de E.F., están estrechamente relacionados

con la cantidad de práctica (Casimiro, 1999).

Sin embargo, los datos de García Ferrando (1993) indican que para la

mayoría de los jóvenes (67%), las clases de E.F. fueron poco o nada divertidas.

Sánchez Bañuelos (1996) encontró que sólo el 8% de los jóvenes se considera

muy satisfecho con las clases de E.F. recibidas. Casimiro (1999) también

encuentra que en secundaria aumenta considerablemente el porcentaje de

adolescentes que no se sienten satisfechos con sus clases de E.F. respecto a

primaria. Así pues, bajo esta perspectiva difícilmente se podría hablar de que la

E.F. está generando motivaciones intrínsecas, base de toda creación de

hábitos de actividad física. Recogiendo los datos de Casimiro (1999) y García

Ferrando (1997) este sedentarismo es justificado por los adolescentes por falta

de tiempo para realizar ejercicio físico, por no gustarle o no disfrutar durante su

práctica, por la falta de instalaciones y por pereza.

Lo que se pretende precisamente es capacitarlos, o considerarlos

capaces a todos ellos para realizar actividades físicas satisfactorias y
agradables (Devís y Peiró, 1991). Este planteamiento se basa en el Modelo de

Actividad Física para toda la vida, donde lo importante es que se generen


hábitos cotidianos de práctica del ejercicio físico (Sánchez Bañuelos, 1996).

Sánchez Bañuelos (1996) encontró que para los adolescentes el deporte

tiene mayor significado y una valoración emocional más positivas que la E.F.

Las connotaciones emocionales (agradable, divertido, bueno, etc.) que tiene el

alumno sobre su propia práctica física son un factor más determinante para la

misma que las connotaciones utilitarias (sano, útil, etc.) que ésta pueda tener.

Por esta razón, el hecho de que una persona reconozca como adecuada la

práctica de actividad física para la salud no constituye un factor decisivo para

que realice la misma (Delgado y Tercedor, 2002).

Se ha demostrado que la predicción de modelos activos en el estilo de

vida adulto pudiera hacerse a través de la participación deportiva durante la

niñez y adolescencia, ya que al haber obtenido una óptima habilidad en estas
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primeras edades, se estimula el interés y participación para los periodos de

vida posteriores (Casimiro, 1999).
BENEFICIOS, RIESGOS Y CONTRAINDICACIONES DE LA ACTIVIDAD

FÍSICA.

Diferentes estudios sociológicos muestran un alto grado de sedentarismo

en la población escolar española, siendo la adolescencia una etapa de la vida

donde se reduce de forma importante la práctica de ejercicio físico. El estudio

de las conductas de los escolares relacionadas con la salud (ECERS) muestra

un gran porcentaje de adolescentes sedentarios, que va aumentado con la

edad, especialmente en las chicas (Mendoza, 2000). Casimiro (1999) evidenció

que del final de primaria al final de secundaria se produce un descenso

significativo del nivel de actividad física de los escolares, tanto en chicos como

en chicas. Este sedentarismo es uno de los factores de riesgo de las

enfermedades cardiovasculares, metabólicas (obesidad, hipercolesterolemia,

hiperlipidemias, hipertensión arterial, osteoporosis y diabetes) y respiratorias,

junto al consumo de tabaco, alcohol, el estrés y una dieta desequilibrada.

Los mayores beneficios saludables se obtienen cuando se pasa del

sedentarismo a niveles moderados de condición física o actividad, y los

beneficios no aumentan más cuando se pasa de niveles moderados a altos

niveles de condición física o actividad. Por el contrario, mientras los riesgos

derivados de la actividad son muy reducidos a niveles moderados de actividad,

estos aumentan exponencialmente cuando la intensidad es muy importante.

Además, cualquier actividad no es necesariamente saludable, sino que

depende de la intensidad, las características personales, la frecuencia, la

seguridad, la satisfacción, la relación social y el respeto al medio ambiente,

entre otros aspectos.
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Parece prudente intentar maximizar los beneficios y disminuir los riesgos,

en el caso de realizar ejercicio físico para mejorar de la salud, siendo el

ejercicio moderado regular la mejor alternativa.

La práctica regular de actividad física produce una serie de adaptaciones

morfológicas y funcionales que mejoran la salud psico-biológica en diferentes

sistemas funcionales:
Aparato locomotor:

- Huesos: estimulación de la osteoblastosis, mejor nutrición del cartílago de

crecimiento, condensación y ordenación de las trabéculas óseas, incremento de

la mineralización y densidad ósea (previene fracturas, osteoporosis y otras

lesiones del sistema óseo).

- Articulaciones: mejora la lubricación articular e incrementa la movilidad articular

(previene procesos artrósicos y artríticos).

- Músculos y ligamentos: aumento de la síntesis y ordenación de las fibras de

colágeno, incremento de la resistencia tendinosa y ligamentosa, hipertrofia

muscular general o selectiva (fibras lentas o rápidas), mejora metabólica

(aeróbica y anaeróbica).
Sistema cardio-vascular:

- Corazón: aumento del tamaño (fundamentalmente del ventrículo izquierdo) y de

las paredes del músculo cardíaco.

- Vasos sanguíneos: mayor densidad alveolo-capilar, mejora de la elasticidad y

resistencia de las paredes arteriales (se disminuye la resistencia periférica total y

disminuye la tensión arterial y la arteriosclerosis).

- Volumen sanguíneo o gasto cardíaco: incremento durante la práctica de actividad

física, con ligero aumento de la hemoglobina total transportada en sangre.

- Frecuencia cardíaca: disminución en situación basal y de reposo, disminución

durante trabajos submáximos, y en menor medida, en trabajos máximos.

- Volumen sistólico: incremento durante trabajos máximos y submáximos.

- Presión arterial: disminución en situación basal y de reposo, en mayor medida la

tensión arterial sistólica que la diastólica, posibilidad de incremento de la sistólica
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ante trabajos máximos (aumentando la tensión arterial diferencial), lo que

favorece la asimilación del esfuerzo físico de alta intensidad.
Sistema respiratorio:

- Pulmones: incremento de las cavidades pulmonares, por incremento de la

elasticidad de los músculos respiratorios y ligamentos.

- Vías respiratorias: incremento de la superficie de contacto entre alvéolos

pulmonares y capilares sanguíneos, mejora de la difusión pulmonar.

- Musculatura respiratoria (diafragma, abdominales e intercostales): incremento de

la fuerza y elasticidad muscular.

- Capacidad vital: aumento, condicionado por las mejoras en ventilación y

frecuencia ventilatoria.

- Ventilación total y frecuencia ventilatoria: disminución en esfuerzos submáximos

e incrementos en esfuerzos máximos.

- Volumen corriente: incremento en esfuerzos máximos.
Metabolismo:

- Incremento del consumo de oxígeno máximo: mejora de los procesos fisiológicos

de ventilación, difusión, perfusión, transporte de gases en sangre, intercambio de

gases con el músculo y utilización del oxígeno por el mismo (mejora la diferencia

arterio-venosa de oxígeno).

- Metabolismo aeróbico muscular: aumento del número y tamaño de mitocondrias,

reserva y utilización de triglicéridos, aumenta el contenido de mioglobina y la

actividad enzimática oxidativa.

- Lipoproteínas: incremento de la lipoproteína de alta densidad (HDL) para

transportar el colesterol y disminuye la lipoproteína de baja densidad (LDL) que

deposita el colesterol en las paredes arteriales.
Sistemas de dirección: sistema nervioso y sistema endocrino:

- Sistema nervioso de relación: mejora de los procesos de recepción, elaboración

y transmisión de información sensitiva y motora desde el aparato locomotor a

sistema nervioso y viceversa; mejora de las coordinaciones intra e intermuscular.
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- Sistema nervioso vegetativo o autónomo: regulación del funcionamiento corporal

por adecuación de la actuación del eje hipotálamo-hipófisis-glándulas dianas,

condicionando un mejor ajuste a situaciones de alerta y estrés (mejora del

sistema nervioso simpático) y, por otra parte, una economía de las funciones

vitales (mejora del sistema nervioso parasimpático).

Devís y cols. (2000) plantean los beneficios y riesgos físicos, psicológicos y

sociales de forma más resumida en la siguiente tabla.
EFECTOS BENEFICIOS RIESGOS/PERJUICIOS

FÍSICOS

- Mejora el funcionamiento

de distintos sistemas

corporales.

- Prevención y tratamiento

de enfermedades

degenerativas o crónicas.

- Regulación de diferentes

funciones corporales

(sueño, apetito…).

- Trastornos leves.

- Afecciones cardiorespiratorias.

- Lesiones músculoesqueléticas.

- Síndrome de

sobreentrenamiento.

- Muerte súbita por ejercicio.

PSICÓLOGICOS

- Prevención y tratamiento

de alteraciones

psicológicas.

- Estado psicológico de

bienestar.

- Sensación de

competencia.

- Relajación.

- Distracción, evasión.

- Medio para aumentar el

autocontrol.

- Obsesión por el ejercicio.

- Adicción o dependencia del

ejercicio.

- Agotamiento (síndrome de

burn out).

- Anorexia inducida por el

ejercicio.
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SOCIALES

- Rendimiento académico.

- Movilidad social.

- Construcción del carácter.

Existen patologías y enfermedades que impiden la práctica de ejercicio
físico (Contraindicaciones absolutas):


- Insuficiencia renal, hepática, pulmonar, suprarrenal y cardíaca.

- Enfermedades infecciosas agudas mientras duren.

- Enfermedades infecciosas crónicas.

- Enfermedades metabólicas no controladas (diabetes, hipertensión,

anorexia).

- Hipertensión de base orgánica.

- Inflamaciones del sistema músculo-esquelético (miositis, artritis) en su fase

aguda.

- Enfermedades que cursen con astenia o fatiga muscular.

- Enfermedades que perturben el equilibrio o produzcan vértigos.

Éstas serán diagnosticadas por el médico y el alumno deberá aportar un

certificado que informe al profesor de E.F. del problema que presenta.

Por otro lado, existen otras patologías que impiden la realización de
determinadas actividades, permitiendo algunas otras (Contraindicaciones

relativas):


- Retraso en el crecimiento y maduración.

- Enfermedades hemorrágicas.

- Ausencia de un órgano par (pulmón, ojo, riñón, testículo).

- Disminución acusada de la visión y la audición.
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- Organomegalias (hígado, bazo, riñón).

- Hernias abdominales.

- Enfermedades metabólicas (hipertensión, osteoporosis, obesidad, diabetes

tipo I y II).

- Alteraciones músculo-esqueléticas que dificulten la actividad motriz

necesaria para la práctica deportiva.

- Antecedentes de haber sufrido traumatismos craneales.

- Intervenciones quirúrgicas de cabeza y de columna.

- Enfermedad convulsionante no controlada.

- Testículo no descendido.

EN CUANTO AL MEDIO:

- En el agua, dermopatías que empeoran con la humedad tales como otitis,

sinusitis y conjuntivitis agudas.

- En ambientes calurosos, fibrosis quística, estados de hipohidratación

consecutivos a vómitos o diarreas previas.

- No aclimatación al calor.

- Obesidad mórbida.

- En ambientes fríos y secos, asma inducida por el ejercicio.

El profesor de E.F. debe conocer estas patologías que suponen

contraindicaciones relativas, así como especialmente qué actividades puede

realizar el adolescente y cuáles pueden ser perjudiciales. A modo de ejemplo,

un alumno con diabetes tipo I o insulino-dependiente debe seguir una serie de

recomendaciones en las clases de E.F., que el profesor debe establecer y

controlar:
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1) Antes de realizar la clase debería haberse realizado un control de

glucemia. Éste lo hará el propio alumno que habrá sido enseñando por

su médico. Ante niveles superiores a 300 mg/dl (hiperglucemia no

controlada) no podrá realizar la clase y deberá acudir a un médico.

Ante niveles inferiores a 80 mg/dl debe aportarse un suplemento de

hidratos de carbono (el alumno debe llevarlo, si bien el profesor debe

tenerlo preparado en el botiquín) para evitar una hipoglucemia y evitar

la realización de ejercicio físico demasiado intenso.

2) Si se pinchó insulina, hay que conocer de qué tipo era (absorción

rápida o lenta) y dónde se la pinchó. En los 90 minutos siguientes a la

inyección no se debe hacer ejercicio físico ante el riesgo de sufrir una

hipoglucemia. El pinchazo se realizará en una zona que vaya a estar

poco implicada en la actividad. El abdomen es la zona ideal pues la

absorción de la insulina es más lenta y se previenen hipoglucemias

reactivas.

3) Debe evitar actividades de predominio isométrico, la maniobra de

Valsalva, las posiciones invertidas y actividades muy intensas para

evitar problemas en la retina (retinopatía: rotura de vasos sanguíneos

en la misma) y en el riñón (nefropatías). La realización de actividades

aeróbicas de intensidad moderada favorecen una mejor regulación de

la glucemia.

4) Debe atenderse a la correcta higiene de los pies, asegurándose que

tras la actividad haya un correcto aseo, para evitar heridas e

infecciones en las extremidades, cuya infección puede resultar muy

problemática al diabético.

5) Hay que hidratarse continuamente.

6) El profesorado de todas las áreas debe conocer los signos y síntomas

de una hiperglucemia e hipoglucemia, ya que son las dos alteraciones

antagónicas que puede sufrir el alumno diabético.
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La actividad física puede condicionar una mejora en la salud desde una

triple perspectiva:

1) Como componente terapéutico o rehabilitador de una enfermedad o

patología ya existente (poca importancia en la adolescencia).

Excepto ante aquellas enfermedades y patologías que suponen una

contraindicación absoluta, el ejercicio físico va a tener un papel coadyuvante en

el tratamiento. Las patologías más comunes que podemos encontrar en la

adolescencia van a ser: obesidad (hiperlipidemias e hipercolesterolemias

asociadas), hipertensión, diabetes tipo I, asma, dolor lumbar, desalineaciones

raquídeas (especialmente escoliosis).

2) Como herramienta preventiva, para reducir los riesgos de padecer las

enfermedades cardiovasculares, metabólicas y respiratorias, las que con

mayor frecuencia disminuyen la calidad de vida en la edad adulta.
Sobrepeso y obesidad: El aumento del porcentaje de grasa corporal por


encima de lo saludable así como una distribución no uniforme es una situación

cada vez más habitual en el adolescente. La práctica de ejercicio físico

previene esta situación al aumentar el gasto calórico y posibilitar la movilización

del tejido graso como fuente de energía.
Osteoporosis. Una adecuada actividad física permite un correcto crecimiento


óseo en densidad, generando huesos más fuertes, resistentes y menos

propensos a sufrir descalcificaciones que puedan derivar en fracturas. La

osteoporosis es una enfermedad que padece la persona mayor, especialmente

mujeres menopáusicas y postmenopáusicas, que se previene en la infancia y

adolescencia realizando ejercicio físico moderado y siguiendo una dieta

equilibrada.
Hipertensión arterial. En los adolescentes con un alto riesgo de padecer


hipertensión, el ejercicio físico constituye un medio adecuado para el

mantenimiento de los niveles normales de la presión. En estos casos se

recomienda un ejercicio frecuente y de carácter aeróbico, evitando la maniobra

de Valsalva, contracciones isométricas intensas de larga duración y las

posiciones invertidas.
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Diabetes tipo II. La diabetes tipo II aparece en edades avanzadas ante una


menor sensibilidad hacia la insulina debido a un aumento de la membrana

celular debido a la obesidad. La práctica de un ejercicio físico aeróbico y una

dieta equilibrada son medidas de tratamiento de dicha alteración.

3) Como práctica orientada al bienestar, intentando conseguir un desarrollo

pleno de la persona, buscando calidad de vida, donde la práctica se

convierte en un hábito más de vida por el simple hecho del disfrute que

produce su realización (Muy importante).

La actividad física orientada al bienestar es para todas las personas

porque todas ellas pueden realizar algún tipo de actividad de la que pueden

obtener beneficios saludables. A modo de orientación general Devís y cols.

(2000) destacan que se trata de una actividad física:
- Adaptada a las características personales.

- De moderada a vigorosa, a una intensidad que permita realizar a


cualquier persona una práctica constante durante largo tiempo y a una

intensidad que lleve a sudoración y jadeo en la respiración.
- Habitual y frecuente de manera que forme parte del estilo de vida de


las personas.
- Orientada al proceso de la práctica más que al producto o excelencia


deportiva.
- Satisfactoria.

- Que permita una interacción positiva entre las personas.

- Respetuosa con el medio ambiente.

- Favorecedora de la autonomía intelectual relativa a la actividad física y


la salud y el desarrollo de habilidades sociales que sirvan para llevar

una vida mejor.

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